LA NAGUSIEN ETXEA Y EL FLAUTISTA DE "GETXOLIN"

Érase una vez una prospera ciudad llamada Getxolin donde la vida discurría con normalidad y sus habitantes se sentían plenamente felices. Un buen día, irrumpió en la ciudad una plaga de roedores que dio al traste con la tranquilidad de sus moradores. A la vista de que no podían acabar con sus incómodos intrusos, decidieron contratar los servicios de un flautista capaz de hacer sonar una melodía mágica que encandilase a los roedores e hiciese que estos embelesados por la belleza de su música se precipitasen por un barranco provocando su desaparición y el restableciendo la tranquilidad perdida. Dicho y hecho, el flautista de Getxolin ayudado de su flauta mágica liberó a la ciudad de los incómodos roedores para siempre.
Recupero el cuento del Flautista de Hamelin por que hace unos días la junta de la Nagusien Etxea a través de un escrito hizo llegar al equipo de gobierno municipal su deseo de que la Nagusien Etxea  mantenga su ubicación actual y no sea trasladada a la tercera planta de la nueva Kultur Etxea como pretenden los actuales mandatarios municipales. La respuesta a esa carta fue la convocatoria de una reunión que se celebró el 31-10-2013 donde el alcalde de Getxo se propone explicar a los socios de la Naguseien Etxea lo ‘’errónea’’ que es su propuesta y las ‘’virtudes’’ del pretendido traslado. A diferencia del cuento, no es el pueblo el que convoca al ‘’flautista’’ para que los libere de sus problemas, sino que es el flautista el que se postula para convencerles de que tienen un problema y precisan de sus servicios para la erradicación del mismo. En su intervención el señor alcalde hace gala de su destreza haciendo sonar su ‘’flauta mágica’’ con la que entonó las dulces melodías de siempre con el fin de llevarse a los mayores a la nueva Kultur Etxea. Desconozco si los socios de la Nagusien Etxea se van a dejar encandilar por sones de flautas o toques de corneta (eso es algo deberán decidir ellos por su cuenta), pero sería bueno que antes de tomar una decisión definitiva se evaluase en profundidad lo que ello conlleva, siendo conscientes de que una vez tomada será de no retorno.
Vivo con una persona de 85 años (mi suegra) a la que adoro, además de con mi mujer (su hija), por tanto soy conocedor de primera mano de los problemas que tienen las personas mayores. Cuando le digo que si las arcas municipales lo soportan dentro de unos años va a tener una nueva Nagusien Etxea al lado de casa, que esta va a estar ubicada en la tercera planta de un edificio en el que va a estar maravillosamente acompañada de chicos de 16 años (Gaztegune), que si quiere tomar un café va a tener que bajar hasta la planta baja (sin ayuda no es capaz), que va a tener que compartir ascensor con usuarios del euskaltegi, de la biblioteca, etc… mira para el suelo, dice algo por lo bajinis que no soy capaz de descifrar y comienzan a sudarle las manos. Con la calma y el retardo en la respuesta que genera el ir acumulando años, responde que con los años que tiene no va a ver inaugurada la nueva Nagusien Etxea y se queda en silencio un tanto pensativa y triste.
Dada su avanzada edad desconozco si llegará a ver inaugurada la futura Kultur Etxea, pero en tanto esta llega y mientras las fuerzas se lo permitan va a querer seguir disfrutando de la actual Nagusien Etxea donde pasa las tardes acompañada de sus amigas a salvo del mundanal ruido. Es obvio que no parece tener claro que le merezca la pena batallar por lo que ha de venir, pero por lo que sí está dispuesta a pelear, y yo con ella, es por lo que actualmente tiene. En este sentido es penoso ver el deterioro voluntario en el que está sumida la actual Nagusien Etxea, suelos levantados, estancias cerradas, desinsectaciones y desratizaciones deficientes, fachadas que no se pintan, escalones peligrosos que han costado más de un trompazo a sus usuarios etc…  mucho me temo que este deterioro sea una argucia más para convencer a los socios de la Nagusien Etxea de la necesidad de salir corriendo de su ubicación actual.
Lo disfracen como lo disfracen nuestros queridos gobernantes, quizá la nueva Nagusien Etxea pueda aportar unas instalaciones más modernas, pero en ningún caso la misma disponibilidad de metros al servicio de nuestro mayores, ni la paz y tranquilidad que proporcionan las actuales instalaciones. Intentar convencer a los socios de la Nagusien Etxea de que el patio de la actual sede será sustituido por la plaza de Santa Eugenia es tomarles el pelo, de que van a disponer de más 4000 mts cuadrados en lugar de los 1400 que tienen actualmente es pretender engañarles como a bellacos (la realidad es que dispondrán de la tercera parte de los metros actuales), recordarles la cantidad de dinero municipal destinado a la Nagusien Etxea como si ese dinero lo aportasen los mandatarios municipales de su bolsillo es una villanía inaceptable cuando ese dinero sale del dinero que aportamos todos los ciudadanos vía impuestos (no es una gentileza política sino un derecho), no contarles lo que se va a hacer con los locales actuales de la Nagusien Etxea es un acto de falta de transparencia democrática inadmisible en pleno siglo XXI y alegar falta de dinero para justificar la mejora integral de la actual Nagusien Etxea es un ardid de difícil justificación cuando se tiran más de 70.000.000 millones de las antiguas pesetas en lucecitas de colorines para el Paseo del Marítimo (por cierto no funcionan) por poner un ejemplo. 
En los últimos años se han ido reduciendo de manera paulatina los espacios destinados a los mayores dentro del municipio de Getxo, el propuesto traslado supondrá una vuelta de tuerca más en esta vorágine de recortes, es por ello que la Asociación de Vecinos de Romo aboga por el mantenimiento de la sede actual, además del establecimiento de la dotación presupuestaría necesaria para abordar las obras de reforma que garanticen durante los próximos 100 años un espacio digno a nuestros mayores (el pueblo que olvida a sus mayores es un pueblo abocado al fracaso y envilecimiento moral).

¡Demos a nuestros mayores el trato que se merecen y no actuemos con ellos como si fuesen roedores de un cuento!.

2013 Publicado por Ander Fernández

1 comentario:

  1. NEGUSIEN ETXEA
    Una mañana, un nuevo profesor de “Introducción al Derecho” entró en el aula y lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un universitario sentado en primera fila: “¿Cómo te llamas?” -“Me llamo Juan”. “¡fuera de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! gritó el catedrático.” Juan estaba desconcertado pero se levantó recogió sus cosas y abandonó el aula. Todos los presentes estaban indignados ante la injusticia pero nadie dijo nada.
    El catedrático comenzó su lección preguntando “¿para qué sirven las leyes?” Tras la sorpresa inicial algunos alumnos comenzaron a emitir respuestas a la pregunta, tales como “para que haya un orden en nuestra sociedad”, “Para cumplirlas”, “para que la gente mala pague por sus actos”… y a todas el catedrático iba negando, hasta que una alumna dijo “para que haya justicia” y por fin el catedrático considero que era la respuesta adecuada. Pero inmediatamente formuló otra pregunta “¿y para qué sirve la justicia?”…
    De nuevo comenzaron a producirse respuestas como “para salvaguardar los derechos humanos”, “para discriminar lo que está bien de lo que está mal”. “para premiar a quien lo hace bien”…el catedrático daba por buenas esas respuestas pero volvió a preguntar “¿actué bien al expulsar de la clase a Juan?” Ante el silencio, el catedrático insistió en que quería una respuesta decidida y unánime y entonces sonó muy alto un “¡¡¡NO!!!” El catedrático volvió a preguntar “¿podría decirse que cometí una injusticia?” Y de nuevo sonó fuerte pero esta vez un “¡¡¡SÍ!!!”. El catedrático preguntó una vez más “¿Por qué nadie hizo nada al respecto?” “¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía de llevarlas a la práctica?” Tras eso mandó llamar a Juan al que pidió disculpas por haberlo expulsado en la lección práctica que había querido impartir, y es que
    Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos dignidad, y la dignidad no se negocia… ¿Está claro?

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